viernes, 10 de noviembre de 2017

Bueno ya que insistes

-Bueno ya que insistes....

Suavemente desabrochó los botones metálicos de los vaqueros, acarició mis huevos a través de la áspera tela.... abrió la bragueta y como un muelle una serpiente venosa se asomó a la luz, medio metiéndose por la abertura del boxer, de modo que con media tranca fuera y el jean desconfigurado ... se agacha y me dice muy sensual, ¿con la boca o con los dedos? 


 - Con el cuchillo...... 

 -¿ehhhh? 



Le enseñé la patata que estaba pelando torpemente, la culpable la que había dado pié a todo el equivoco de difícil solución. Consejo nunca le digáis a una mujer que os pele una patata, cuando está dispuesta a pelar otra cosa. 



El caso es que mi tranca ahí fuera tenía escalofríos con las venas bien marcadas por la excitación, contradecían la petición de pelar esa patata, estaba totalmente en evidencia..... 


El marido de ella estaba viendo tranquilamente la Eurocopa de Futbol, por lo que nada lo levantaría del sillón.... mientras yo, en teoría estaba ayudando a hacer una tortilla de patatas en la cocina para cenar los tres. 


Bueno para arreglar el asunto, dije que 'también' me gustaría que me pelara la polla ya que insistía en el tema, se había complicado la situación y no sabía como arreglarla. Ella se había quedado muda y sus mejillas estaban totalmente carmesí, avergonzada por el malentendido. La solución ideal era que me pelara la polla ya puestos, yo tenía que haberme callado lo de las patatas, de modo que por fin estaba deliciosamente pelada, en su boca, bañada por su saliva y acariciada por su lengua, mis venas acariciadas por su lengua me provocaban un placer indescriptible. 


Al fondo se oían unos gritos ahogados por la distancia 

-!Gol Gol Gol de España! Bieeeeeeen !!! 

Y yo sentía como las piernas se me doblaban en cada succión ...... 


-Ya está. -¿como que ya está? 

-jejeje solo me pediste si te la podía pelar, ya la tienes pelada, (la venganza fue cruel). 
-Y la guardé así pelada, casi sin poder alojarla, tuvo que ayudarme a meterla en su sitio y apretar con fuerza los botones. 

La velada siguió con aparente normalidad: El reprochaba los goles de España que me había perdido allá en la cocina y ella sobre lo bien que sabe la cebolla cuando la pelas .... Mientras yo callaba y respiraba hondo mientras ella sonreía y me devolvía la mirada.